El verano trae consigo vacaciones, diversión y mucho tiempo libre. Sin las rutinas escolares, los niños suelen pasar más horas frente a las pantallas: tablets, móviles, ordenadores o consolas. Este hábito, aparentemente inofensivo, tiene un impacto directo en la salud visual, sobre todo en aquellos pequeños con predisposición a desarrollar miopía.
¿Qué relación hay entre pantallas y miopía infantil?
Diversos estudios recientes han confirmado lo que los especialistas en visión ya venían observando: el exceso de actividades en visión cercana y la falta de exposición a la luz natural están directamente relacionados con la progresión de la miopía en la infancia. Cuanto más tiempo pasan los niños enfocados en pantallas, mayor es la probabilidad de que su miopía avance.
¿Por qué el verano agrava el problema?
Las vacaciones alteran las rutinas habituales. Los niños disponen de más tiempo libre y, muchas veces, sin la misma supervisión que durante el curso. Esto se traduce en:
- Más horas frente a dispositivos digitales.
- Menos tiempo al aire libre.
- Mayor exposición a luz artificial.
- Escasa planificación de revisiones visuales.
Todo esto crea un entorno perfecto para que la miopía avance de manera silenciosa.
¿Cuánto tiempo de pantalla es seguro para los niños?
Las asociaciones ópticas y oftalmológicas recomiendan limitar el uso de pantallas según la edad:
- Menores de 2 años: mejor evitarlas por completo.
- Entre 2 y 5 años: máximo 1 hora al día, siempre supervisada.
- De 6 a 12 años: no más de 2 horas al día.
- Adolescentes: conviene marcar límites y priorizar actividades que no sean digitales.
Además, es fundamental respetar la técnica 20-20-20: cada 20 minutos, descansar 20 segundos mirando a más de 6 metros de distancia. También cuidar la postura, la distancia con la pantalla (al menos 40 cm) y una buena iluminación ambiental.
Consejos para prevenir el avance de la miopía durante el verano
- Fomentar actividades al aire libre al menos 2 horas al día.
- Reducir el tiempo frente a pantallas digitales.
- Mantener pausas frecuentes con la técnica 20-20-20.
- Asegurar una buena luz natural en el entorno de lectura y juego.
- No descuidar la revisión visual anual.
¿Y si mi hijo ya tiene miopía?
En caso de que el niño ya presente miopía, el verano no debe convertirse en una pausa del tratamiento. Al contrario, es el momento ideal para reforzar buenos hábitos visuales y acudir a revisiones de seguimiento. Hoy en día existen lentes específicas para el control de la miopía, tanto gafas como lentes de contacto, que ayudan a frenar su progresión.
El verano puede ser mucho más que pantallas. Es la oportunidad perfecta para cuidar la visión de los más pequeños y proteger su salud ocular a largo plazo.
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